viernes, 18 de septiembre de 2009

9 A una prostituta de Ciudad del este

Tu risa cruel inspira la ternura de los sepultureros
Entretanto que cruzas la calle
Y la luz amarilla te recibe en su lazo.

Un loro te alimenta cada mañana.

Y nueve sufridas mujeres lejanas
Esperan al mediodía para dominar la voz
Que apaña de tu saliva el mar.

Es que hoy llegará el doctor
Que nos enfermará más aún
Fagocitando
Lo poco que queda de algo que quizá nunca entendiste.


25/7/09