El crujir de mis huesos solos
Bajo la hierba tal.
Que la pradera brilla como nunca
Y el viento del desierto
Esconde un rasgo de menos
En el sendero
Hacia ti
Sosegado y negado
Llegó en caballo una noche
La anciana de la posada le abrió
Aunque era tarde
Y el frío pudo no haberla dejado oír
Bellas mujeres
Prendidas al dolor que vuelve
A no ser menos que lo que ya no yace
En serio o inerte
Hacia ti.